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Ya ha sido bien trillado que el agresor tiene un comportamiento provocador e intimidatorio, que aplica maltrata constantemente a sus víctimas. En fin, que los agresores ejercen su acción contra su víctima de diversas formas, o sea que les golpean, molestan, provocan, acosan, empujan, insultan y generan rumores, mentiras, lo que hacen hasta aislarlos del grupo para ofenderlos y anularlos como personas, hiriendo su dignidad.

También es conocido que su conducta es agresiva que no tienen capacidad para solucionar conflictos, además que poseen gran dificultad para ponerse en el lugar del otro y, aún, que vive una relación familiar poco afectiva.

En fin, es un potencial monstro y amenaza la sociedad. ¿Pero será el acosador tan evidente y manifiestamente indeseable?

Al cuestionar a expertos criminalistas así como a psicólogos, estos alertan que desde que un niño quiere que hagan siempre su voluntad o cuando no se siente bien con otros niños, ya ofrece pistas de un potencial acosador, fase en la que aún es alguien que se puede reeducar y formar.

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Así, además de ver con ojos de ver las señales de un potencial agresor para poder orientarlo y alejarlo de su cruel destino de ser un depredador, también es importante reflexionar que el agresor comunica con sus actos deplorables las intimidaciones sufridas o algún tipo de abuso en casa, en la escuela o en la familia.

En suma, esta problemática cada vez más extendida tiene matices aun poco reconocidos, por un lado las expresiones aparentemente inocente de agresividad, por el otro el grito de socorro expreso por el agresor en sus actos que es sistemáticamente ignorado por el observador.

Algo que se puede observar para detectar lo invisible a los ojos del común mortal es el grado de dignidad humana, a saber el derecho que tiene cada ser humano de ser respetado y valorado como ser único e irrepetible, con sus características y condiciones particulares, por el solo hecho de ser persona.

No permitamos que la historia continúe a mostrar casos en que la dignidad humana ha sido maltratada para que más tarde se maltrate y atropelle el derecho del otro a ser persona.